Es una amplia vía peatonal que sirve como centro neurálgico del municipio, conectando los puntos clave como la Plaza de Extremadura, la Iglesia de San Bartolomé y la Plaza de España.
Se encuentra justo al pie de la colina del Castillo de Feria, visible desde casi todo el paseo y sirviendo de espectacular marco histórico.
En ella predomina el empedrado tradicional, con fachadas salpicadas por faroles antiguos. En ella podemos encontrar una escultura que homenajea a la “mujer corita”, instalada al final del paseo, como símbolo de identidad local y conexión con la fiesta de las cruces.