Ruinas del Convento de San Onofre

El convento comenzó a existir cuando Lorenzo Suárez de Figueroa, primer duque de Feria funda la primitiva ermita de San Onofre, a la que acudían religiosos acetas y eremita, y que posteriormente, a finales del siglo XV, se convierte en convento de los franciscanos descalzos. Bajo este convento, se encontraba una pequeña gruta de la manaba agua constantemente.

En el convento se acometieron diversas ampliaciones, pero ya en 1589 queda definido como vemos en los restos que aún se conservan. Se puede acceder por una portada construida en ladrillo con arco rebajado, de aire mudéjar. Sobre ella podemos ver los escudos de los condes de Feria y de los Manuel, correspondientes a Lorenzo Suárez de Figueroa y su esposa, María Manuel. También se aprecia el arranque de los nervios de la bóveda de la iglesia, que posiblemente era de crucería. Entre las ruinas del convento aun se alzan los restos de un torreón, de planta circular, almenado y rodeados de matacanes. Este torreón seria como mirador, para disfrute de los condes y duques de Feria. En este convento existía un sistema que recogía el agua filtrada por el terreno y la transportaba mediante tuberías de cerámica al aljibe y la alberca.

Tras la desamortización de mediados del siglo XIX se abandona el convento tras la emancipación de La Lapa de Zafra. Hoy el convento es propiedad particular, pero puede visitarse si se gestiona la visita con antelación.

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